Cuenca - Local |Tras su paso por ’ABC’ fue responsable de ‘El Día Cultural’.
Florencio Martínez Ruiz, escritor y crítico literario natural de Alcalá de La Vega (Cuenca), donde nació en 1930, ha fallecido hoy en Madrid, donde residía.
El que fuera miembro numerario de la Real
Academia Conquense de Artes y Letras (RACAL), en cuya creación en el año 1979 participó, trabajó a lo largo de su vida para numerosas publicaciones, como ’El Español’, ’La Hora’, ’Ya’, ’Arriba’, ’La Estafeta’ o ’El Día de Cuenca’.
Se dio especialmente a conocer en la segunda mitad del pasado siglo gracias a su larga presencia en ’ABC’, diario en el que ingresó como redactor en 1968 (había llegado a Madrid, procedente de Cuenca, justo diez años antes para estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo). Primero tuvo una importante participación en los ’Domingos de ABC’, y fue a partir de 1971 cuando inició la publicación de artículos especiales en las páginas del diario de tirada nacional. Cinco años más tarde pasó del ’Suplemento Semanal’ a la sección de Cultura, en la que fue responsable de ’Mirador Literario’ y de ‘Domingo Cultural’, empezando a ocuparse de la crítica literaria de poesía.
A partir de 1980 intensificó su relación con Cuenca y sus medios literarios y periodísticos, fundando por ejemplo la revista cultural ’La Ínsula Barataria’ con un grupo de escritores y periodistas conquenses. Y en este periodo fue muy destacable su colaboración con ’El Día de Cuenca’, medio en el que a partir de 1993 empezó a coordinar las páginas de ’El Día Cultural’ iniciando una nueva etapa como periodista y crítico literario.
Autor prolífico, entre sus últimos libros se encuentran un estudio sobre César González Ruano, ’Cuenca y los enconquensados’, el poemario ’El Cabriel Dormido’ o ’Poetas en el vientre de la ballena’.
En su faceta de pregonero, se puede destacar, por ejemplo, el pregón de las fiestas de San Julián que ofreció en 1969, el de la Semana Santa que ofreció en el año 1989 o el de la Feria del Libro de1996.
Entre sus muchos galardones, se encuentra el premio ’Tormo de Oro’ por el articulo publicado en ’ABC’ ’Elogio y absolución de la cocina conquense’.
literario Florencio Martínez Ruiz
Figuras clave de la cultura conquense, el que fuera jefe de Cultura del diario ABC y prolífico
autor falleció este miércoles en Madrid a los 82 años de edad
Por vocesdecuenca.es / J.J.D.
El escritor, periodista y crítico literario Florencio Martínez Ruiz (Alcalá de la Vega, 1930) falleció este miércoles por la noche a los 82 años de edad en Madrid , ciudad en la que tenía su domicilio habitual. Desaparece una de las figuras más relevantes de la cultura conquense del siglo XX.
Martínez Ruiz estudió Latín, Humanidades, Filosofía y Teología en el Seminario de San Julián y Magisterio en la Escuela Normal “Fray Luis de León”, ambas en Cuenca, y se graduó en 1961 en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid.
Ingresó en la redacción “ABC” en 1968, para trabajar en “Los Domingos de ABC”, pasando en 1976 a la Sección Cultural. Fue responsable de “Mirador Literario” y de “Domingo Cultural” durante varios años. En 1980 fue nombrado jefe de la Sección Cultural del veterano diario. Paralelamente, desde 1976 hasta su desaparición fue redactor-jefe de la revista “Mundo Hispánico”-
Especializado en información cultural y en la crítica literaria, ejerció esta función en diversas revistas culturales como “Punta Europa”, “Reseña”, “El Magisterio Español” y “La Estafeta Literaria”. Asimismo, hizo crítica de poesía en el semanario “Gaceta Ilustrada”, “Blanco y Negro” (1975 a 1977) y en “ABC” (1977 a 1991). Durante algún tiempo actuó en TVE como asesor de los programas “Encuentros con las letras” y “Las Cuatro Esquinas” y fue asimismo colaborador de la sección “Firmas”. Fue también colaborador de ’El Día de Cuenca’.
Entre sus libros figuran “La nueva poesía española”, antología crítica (1971), “Cuaderno de la Merced” (1976), “Nuevo Mester de Clerecía” (1977), “Juan Alcaide en sus raíces” (1996), “Siete Cipreses Conquenses” (1999), “Poetas conquenses del 50: los niños de la guerra”. Atalaya (2003), “Cuenca y los enconquensados”. Atalaya (2003), “El Cabriel dormido” -primera edición- (2004), “La Ciudad Encantada, de Carmen de Burgos”. Atalaya (2004). “Poetas en el vientre de la ballena” (La primera generación conquense de posguerra) Atalaya (2006). “José Luis Coll: in memoriam” obra coral donde también firma con su seudónimo Eduardo Alcalá. Atalaya (2008).
Fue Premio ’Tormo de Oro’ por su artículo ’Elogio y absolución de la cocina conquense’ publicado en ABC. En 1969 fue pregonero de la Feria y Fiestas de San Julián de Cuenca; en 1989 de la Semana Santa conquense y en 1996 de la Feria del Libro. Fue también director de la colección ’Atalaya’ del Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cuenca.
Su familia ha explicado a Vocesdecuenca.es que en las próximas semanas se celebrará un funeral en Cuenca por su alma, aunque aún no se ha concretado fecha.
FLORENCIO
EL DIA DE CASTILL LA MANCHA
Miércoles, 13 febrero 2013
Francisco Mora
Hace unos días fallecía en Madrid el periodista, crítico literario y escritor conquense Florencio Martínez Ruiz. Hubo un tiempo, desde los años sesenta de la pasada centuria, en el que su nombre era referencia obligada para todo creador que pretendía intentar una “carrera” en el mundo de las letras, pues su firma, como crítico literario y muy especialmente en lo que respecta a la poesía, se encontraba entre las más prestigiosas del país. Escribió probablemente sobre todos (o casi todos) los poetas españoles del momento, ayudando a aupar a muchos de los mejores. Su olfato literario, su instintivo gusto como fino catador de palabras le llevó a explorar sin descanso allí donde intuía el talento, y rara vez se equivocaba, pues además de inteligente, culto y muy leído atesoró durante su larga trayectoria profesional montañas de información. En una ocasión fui testigo del colosal archivo literario que poesía, eso sí, caótico, como lo fueron siempre sus manuscritos: solo él era capaz de encontrar algo entre aquella maraña de carpetas, papeles apilados y sobre todo sobres, cientos de sobres marrones de papel de estraza. Conocí a Florencio meses después de leer, atónito y asombrado, una crítica suya muy elogiosa sobre uno de mis libros. Si la memoria no me falla corría el año 1992, o quizá 1993, y desde entonces debo agradecerle su sincero aprecio por mi literatura que fue desgranando, crítica a crítica, en cada uno de mis libros posteriores.
A partir de los años 80 y 90, la presencia de Florencio en Cuenca fue constante y a su pluma debemos miles de escritos, entre libros, conferencias, pregones y las cuatro páginas semanales que durante diez años escribió para “El Día Cultural”. Sé que era un hombre de carácter, particular –difícil incluso- y un tanto quejicoso (tal vez era un hombre de corazón herido) que se enfadó mucho y con muchos –también se reconcilió-, pero debemos admitir que su legado es importante, que con su muerte quizá acaba una época que esta Cuenca, tan arisca y amnésica a veces, no debería echar en el olvido.
ADIÓS A FLORENCIO MARTÍNEZ RUIZ: EL ESCRITOR, CRÍTICO LITERARIO Y NUMERARIO DE LA RACAL FALLECIÓ EL PASADO DÍA 6
REAL ACADEMIA CONQUENSE DE LAS ARTES Y LAS LETRAS
lunes, 11 de febrero de 2013
Florencio Martínez Ruiz era uno de los principales puntales de la cultura literaria conquense y castellano-manchega. Nacido en la población conquense de Alcalá de la Vega en 1930, escritor, periodista y crítico literario había estudiado Latín, Humanidades, Filosofía y Teología en el Seminario de San Julián, Magisterio en la Escuela Normal Fray Luis de León de Cuenca y era graduado por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid. Ingresó en el diario
ABC para
trabajar en “Los Domingos de ABC”, pasando luego a la Sección Cultural de la que acabaría siendo jefe. Responsable de “Mirador Literario” y de “Domingo Cultural” durante varios años, fue también, paralelamente, desde 1976 y hasta su desaparición, redactor-jefe de la revista
Mundo Hispánico del Instituto de Cultura Hispánica. Especializado en información cultural y en crítica literaria, ejerció tales funciones en publicaciones como
Punta Europa, Reseña, El Magisterio Español, La Estafeta Literaria. Gaceta Ilustrada, Blanco y Negro y el propio
ABC. También colaboró como crítico radiofónico y durante algún tiempo fue asesor en TVE de programas como “Encuentros con las letras” o “Las Cuatro Esquinas”; fue asimismo colaborador de la sección “Firmas”. Desde 2003 dirigía la colección Atalaya de la Diputación de Cuenca. Entre sus libros publicados cabe destacar, la antología crítica
La nueva poesía española,
Cuaderno de la Merced, Nuevo Mester de Clerecía, Juan Alcaide en sus raíces, Siete Cipreses Conquenses, Poetas conquenses del 50: los niños de la guerra, Cuenca y los enconquensados, El Cabriel dormido, La Ciudad Encantada de Carmen de Burgos, Poetas en el vientre de la ballena (La primera generación conquense de posguerra), o
Crónicas en la platina ardiente. Pronunció su discurso de ingreso en la Real
Academia Conquense de Artes y Letras – en la que ocupaba el sillón correspondiente a la letra X - el 13 de noviembre de 2001 con el título “Paz de Borbón, infanta ilustrada de España”.
Florencio Martínez Ruiz, en su último viaje
terrenal
LANZA DIGITAL
Se nos van los amigos. Se nos van en ese viaje largo, larguísimo y sin regreso, donde el reencuentro es infinito y del que ignoramos dolores y alegrías. Florencio Martínez Ruiz acaba de decirnos adiós. En casos similares, siempre recuerdo una expresión que utilizaba el poeta Rafael Morales en sus últimos años de su vida: “Nada hay más triste –decía- que ver cómo se nos marchan los amigos, y nos quedamos a la espera”. Y cada día lo comprendo más, porque la soledad en que nos dejan suele ser destino que implica sombras y tenebrosidades.
Casi finalizando el día 6 de febrero nos dijo adiós Florencio. La personalidad literaria de Florencio Martínez Ruiz (Alcalá de la Vega, Cuenca, 1930), viene prestigiada a lo largo de los años por su labor de crítico y ensayista, estudioso y divulgador de la obra creativa de los demás. Pero no es menos plausible su aporte creativo personal por quienes, inmersos en el mundo de la cultura, conocen o conocemos lo que pudiéramos denominar su obra más íntima.
Periodista, poeta, escritor y crítico literario, estudió latín y Humanidades, Filosofía y Teología en el Seminario de San Julián y Magisterio en la Escuela Normal “Fray Luis de León”, trasladándose a Madrid en 1958 para estudiar Filosofía y Letras y graduarse en la Escuela Oficial de Periodismo en 1961.
A finales de la década de los cincuenta comenzaría sus colaboraciones en La Hora, Poesía Española, La Estafeta Literaria y Mundo Hispánico, para continuar sumando periódicos como Signo, El Español, Arriba, Ya y, sobre todo, el ABC. ABC, donde, desarrollando siempre temas culturales, ocuparía plantilla en 1968 hasta su jubilación, desempeñando cargos como la jefatura de la sección cultural y la responsabilidad del “Mirador Literario” y “Domingo Cultural”, ocupándose más tarde de un hermoso y acertado mensaje para los castellano-manchegos de su provincia como fueron las páginas centrales que abordaban la cultura en El Día de Cuenca.
La crítica y el comentario, la noticia significativa y cultural pasaban de su pluma a la platina ardiente de los diarios y revistas especializadas. Pero también estaba la otra crítica, la superior y que nacía con mayor reposo y estudio. Ensayos sobre Saúl Bellow, Heinrich Boll o Solzhenytsin… Había antologado “El nuevo mester de clerecía”, libro que publicara la Editora Nacional, recopilando y apareciendo antes (1971) una “Antología crítica de la Nueva Poesía Española”. Había prologado, entre otros y con un interesante estudio de la misma, la obra poética de Eladio Cabañero, que publicaría Plaza y Janés, así como un libro del embajador de la República del Ecuador, Alfonso Barrera Valverde, “Heredarás un mar que no conoces y lenguas que no sabes”, publicado en Selecciones Austral de Espasa Calpe, y un ensayo introductorio para las “Novelas del descontento” de Pedro de Lorenzo, y otro más cercano a La Mancha, que se publicó en ediciones “El Empotro”, de Valdepeñas: “Juan Alcaide en sus raíces”.
Mientras, el poeta secreto iba dando su obra con la parsimonia que al hombre le era permitida. Yo dijera que fue la suya una dilación entre premeditada e impuesta: lo primero por la exigencia y responsabilidad personal; lo segundo, por la velocidad que imprime el reloj en la marca del tiempo sobre los rotativos de un diario, cuando el cronista tiene que dar puntualmente su trabajo. La obra personal, los versos y la prosa, iban naciendo despacio, viendo la luz los menos y permaneciendo los más en la oscuridad de los cajones. Libros como “Cuaderno de la Merced”, “Balada de la espina y otros poemas”, “Oda a la roca”, “Elegías de Mirabueno” y “Locus Amoenus”, que se darían a la imprenta adormecidos por el tiempo. Y los que ahora, en sus últimos lustros, ha editado la Diputación Provincial de Cuenca, como son “Crónicas de la platina ardiente”, “Cuenca y los enconquensados” o “Leer y entender la poesía de Diego Jesús Jiménez”, volúmenes, éstos, que a modo de ensayo o reseña superan cada uno las doscientas páginas y agrupan centenares de trabajos/crónica, la mayoría publicadas en el diario ABC, o prestigiosos diarios y revistas de España.
En la tarde del 7 de febrero le hemos dicho adiós a un buen amigo. Con él se cerraba la última crónica de nuestro más viejo libro. Él, entonces (1962), junto a “La Valija” de Diego Jesús, hizo referencia a mi “Profecías de la guerra”. Posteriormente, con el seudónimo de “Eduardo Alcalá”, nos acogería en otras ocasiones. Porque se sabía y así se consideraba, y lo considerábamos, en ocasiones sacaba su carácter. Yo también, como todos, tengo el mío, y los dos lo sacábamos. Pero nos queríamos. Nos lo demostramos en más de una ocasión. Él, incluso, me dejó su testimonio escrito en uno de sus libros: “Para Nicolás del Hierro, amigo y poeta, poeta y amigo a quien tanto quiero y a quien tanto admiro”. Mi expresión está aquí, en estas palabras que ya no puedes leer. Espérame en la luz de las tinieblas.
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