LA FIGURA DEL PERIODISTA Y ESCRITOR FLORENCIO MARTÍNEZ RUIZ FUE HOMENAJEADA POR LA DIPUTACIÓN DE CUENCA
al El Salón de Actos del Palacio Provincial de la Diputación Conquense, se llenó de público para escuchar las palabras de homenaje y reconocimiento hacia uno de los grandes conquenses de la Historia, el escritor, periodista y poeta Florencio Martínez Ruiz.
En el emotivo y multitudinario homenaje intervinieron, Marta Segarra Juarez como jefa de publicaciones de la Diputación de Cuenca, el Diputado de Cultura Javier Domenech, el periodista y escritor madrileño José Montero Padilla, José Antonio Silva de la RACAL y Oscar Martínez Pérez hijo del homenajeado…
Previamente se interpretó una hermosa pieza musical para Guitarra y Flauta por parte de los alumnos del Conservatorio “Pedro de Aranaz”.
Las palabras vertidas en homenaje al insigne periodista, estuvieron llenas de emoción y reconocimiento a Florencio que con su generosidad y bonhomía además de su genio periodístico y poético llevó a lo más alto a la Cultura Conquense, no sólo desde las páginas de “ABC”, “La Estafeta Literaria”, “Punta Europa”, “Mundo Hispánico”, La Hora”, “Poesía Española”, “YA”, “Papeles de Son Armadans”, “Reseña”, “Razón y Fe”… Sino de forma genial y muy significativa en las cuatro páginas semanales del “Cultural” del “Día de Cuenca” que realizó de forma íntegra y en las que plasmó su conocimiento total, de la Historia y Cultura de Cuenca y los conquenses…
Entre los discursos leídos en el homenaje reproducimos este:
Entre el gremio de los periodistas y críticos españoles siempre se dijo que los artículos concebidos por Florencio Martínez Ruiz eran en sí mismos como un soneto, lo consideraban un «animal» periodístico y literario que consagró treinta años de su vida al diario ABC y por cuyas páginas Florencio, -al que también se le calificó como un hombre llamado “escritura”-, hizo desfilar con su pluma genial, sensible y sublime a Borges, Miró, Halcón, Ortega y Gasset, Cunqueiro, Baroja, Zubiri, Sender, Alberti, Rosales, Celaya, Aleixandre, Dámaso Alonso, Carpentier, Gabriel García Márquez, Kenzaburo Oé, Hemingway, Pessoa, etc … Florencio fue y es Periodismo en estado puro. Periodismo a pie de máquinas. Periodismo, codo a codo con la rotativa.
Florencio cultivó todos los géneros periodísticos (la crónica, la crítica, la entrevista, el artículo, el reportaje, el ensayo, y la noticia pura y dura…) y a todo le sacó punta con su máquina de escribir después de reciclar los materiales en su prodigiosa mente.
Mi padre perteneció a esa generación de conquenses (nació en Alcalá de la Vega), que como la avena loca, se fue a buscar allende Cuenca esa palanca que todo hombre precisa para mover el mundo.
Cincuenta años de periodismo literario convirtieron al muchacho de Alejandra y Miguel en uno de los periodistas, poeta y crítico literario más respetados en el mundo literario español e hispanoamericano.
Dejando a un lado su compromiso radical con la cultura española, que ejerció como nadie desde las páginas de la prensa nacional, y su lírica que plasmó en poemarios magistrales como El Cabriel Dormido o Cuadernos de la Merced; muchas son las cosas que adeuda Cuenca a quién sin duda ha sido uno de sus más eficaces y esforzados costaleros.
Muchas sin duda, pero entre todas ellas, la más perdurable, la que convertirá en el futuro su obra literaria y periodística en un referente inexcusable de todo cuanto fuimos los conquenses algún día, será la de haber dotado a nuestra cultura de una imagen propia y, lo que es más importante, de una legitimidad histórica alejada de los grandes mitos de una Cuenca arcaica y provinciana.
A través de sus artículos, en “Ofensiva”, “Diario de Cuenca”, “Radio Nacional de España en Cuenca”, “Gaceta Conquense” pero sobre todo en la cuatro páginas semanales del “Cultural del Día de Cuenca” Martínez Ruiz ha proporcionado a Cuenca algo muy parecido a lo que catalanes, vascos, gallegos y andaluces, lograron construir desde finales del siglo XIX: nada más, y nada menos, que un cuerpo compacto de conciencia colectiva que, tomando como argamasa el concepto de lo “mágico”, ha tenido la virtud de unir los sillares dispersos de nuestras realizaciones y mostrarlos, al cabo, como la expresión más alta y coherente de un pueblo único y concreto, como el conquense. De esta manera, Florencio encontró la “voz” que le faltaba a Cuenca; voz que durante muchos años será la voz de todos nosotros….
La periodista conquense, Mariví Cavero, en una magnífica antología sobre la obra periodística de Florencio, resume con toda certeza el estilo y la calidad de su obra: “escribe en prosa colada, válida en sí misma, que sirve además, por su carácter ancilar, de semblanza crítica. Por su privilegiada formulación humanística y por su precisión estilística —nuestro escritor y periodista tiene el don de aquietar el ritmo de su sintaxis y de serenar la cadencia de sus párrafos- más que utilizar servilmente el lenguaje, le hace “cantar”, con un vocabulario extraído de las raíces del idioma, acaso un poco barroco, por la falta de exposición de sus ácidos reactivos, pero auténtica burbuja de claridad y elegancia. Florencio Martínez Ruiz embute impresiones, metáforas, juicios críticos, alusiones y locuciones en textos calados de belleza, como el guante a la mano, haciendo en el mármol de su prosa una estría viva y sugerente”.
Florencio Martínez Ruiz sigue y seguirá en espíritu entre nosotros, hecho ya un “santo” del retablo epónimo conquense ahora que la batalla de escritor, periodista y poeta está ganada. Martínez Ruiz quien sembró al viento conquense artículos, conferencias, pregones y libros, crónicas y conferencias, contaminantes de gérmenes conquenses para sus lectores y oyentes, convirtió nuestra “pequeña ciudad” y su provincia en un motivo abismal y central de su genio, nuestra pequeña ciudad vive ya para siempre cobijada bajo las ramas de un árbol literario de la que recibe sus amparos y sus sombras…
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